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Traducido por Eduardo Garcia y Jackson Eddy

El ruido de la herramienta reverberaba a través de la yarda del hogar de Pablo Alvarado en Pasadena la mañana del 16 de abril. Miembros de su organización, Red Nacional de Jornaleras y Jornaleros (NDLON por sus siglas en inglés), y jornaleros locales esculpieron y lijaron 600 cruces. Cada una cruz representa 1,000 almas, que suma a aproximadamente los 600,000 que han muerto de COVID-19 en los Estados Unidos desde marzo 2020.

Casi 23,000 de esos fallecidos han ocurrido en el condado de LA, según el departamento de salud, donde el virus ha matado a los residentes Latinx a una índice de mortalidad casi tres veces más alta que a los residentes blancos. Jornaleros — los cuales son predominantemente hombres latinos y inmigrantes quienes negocian por trabajos de labor manual día a día — han sido particularmente vulnerables.

“Hay un dicho en español”, dijo Pablo Alvarado, cofundador y director co-ejecutivo de NDLON. “Solo el pueblo salva al pueblo, que significa que solo la gente misma puede salvar a la gente. Queremos aplicar este dicho a este momento. Solo el pueblo honrará al pueblo”.

Las cruces son un parte del evento planeado por parte de NDLON para honrar a los jornaleros que han fallecido. El 28 de abril la organización colocará las cruces en Villa Parke de Pasadena al estilo de un cementerio de veteranos, y cada cruz tendrá el nombre, día de nacimiento, día de fallecimiento, y profesión de un jornalero quien falleció el año pasado. Los Jornaleros del Norte, una banda de jornaleros que incluye varios miembros de NDLON, va a dar un concierto, mientras varias otras bandas van a llamar por Radio Jornalera, un radio de internet dedicado a promover los derechos de los trabajadores.

Pablo Alvarado dijo que el evento honrará a los jornaleros que han continuado proveyendo servicios a un gran riesgo a su propia salud, en que la mayoría de los americanos han pasado el último año aislados en sus hogares. La persecución que obreros migratorios han afrontado a través de varias administraciones presidenciales, dijo él, demuestra como los Estados Unidos dependen y explotan a los trabajadores que son inmigrantes.

“La sociedad ha decidido, y en particular [el gobierno y los empleadores] han decidido, que hay una porción de la población que se puede sacrificar, que está bien si se someten a la muerte prematura”, dijo Pablo Alvarado. “Y para mi, esa es la definición del racismo más fea”.

Los retos enfrentados por los jornaleros durante la pandemia se han multiplicado. Según Loyda Alvarado (sin relación a Pablo Alvarado), la directora de la campaña de Desde Abajo Labor Enforcement (DALE) de NDLON por el estado de California, muchos de los centros de trabajo han cerrado y hay menos empleadores solicitando trabajadores. Aquellos que sí están contratando de vez en cuando se roban los salarios de los trabajadores amenazándolos con la migra. Para muchos de los trabajadores les hace falte la asistencia médica o la tecnología necesaria para acceder las citas de vacunación.

“Creo que todos queremos regresar a donde estábamos”, dijo Loyda Alvarado. “Y para llegar a ese punto, nosotros necesitamos a estos trabajadores y estos trabajadores necesiten ayuda”.

Loyda Alvarado dijo que la administración de Biden puede tomar algunas medidas para ayudar a los jornaleros, como suspender las deportaciones, quitar requisitos de ciudadanía para recibir alivio del estímulo, ampliar protecciones de los denunciantes para incluir a los trabajadores inmigrantes y legalizar a esos trabajadores que han mantenido al país a flote durante la pandemia.

Ramiro Martínez, un jornalero originalmente de Guerrero, México, construye una cruz de madera. Martínez dijo que la pandemia ha afectado a la salud y los ingresos de sus amigos y su familia de una manera negativa. Viernes, 16 de abril, 2021. Zach Goodwin/The Occidental.

Ramiro Martínez, uno de los jornaleros que NDLON contrató para asistir en la construcción de las cruces, dijo que él se unió al proyecto porque agradece el trabajo de NDLON y quería apoyar a los que han sufrido.

“Ahí se nota que tienen ese apoyo los hermanos que ya fallecieron [y] que estamos con ellos a través de unas cruces que los están representando”, dijo Martínez.

Martínez, quien se fue de Guerrero, México a LA hace 21 años, dijo que ha perdido trabajo durante la pandemia y que su familia y sus amigos se enfermaron, incluido un vecino que murió de COVID-19. Él dijo que los jornaleros buscan alivio económico y aliados que pelearán contra su explotación, pero lo que realmente quieren es consistencia de trabajo. Notó que desde que recibió la vacuna, los empleadores ya parecen más cómodos contratándolo.

“No tenemos ningún beneficio”, dijo Martínez. “Solo dependemos de lo que ganamos trabajando”.

Antes de formar NDLON, Pablo Alvarado trabajó como jornalero después de llegar de El Salvador, atrapado en medio de una guerra civil, en 1990. Su padre simpatizaba con el gobierno militar de derecha, que fue apoyado por los EE.UU., pero Pablo Alvarado se unió con el movimiento de oposición de izquierda. Trabajó con una organización que enseñó a las poblaciones rurales desfavorecidas cómo leer y escribir, y dijo que todavía recuerda cómo los hombres mayores, principalmente campesinos, agarraban cautelosamente sus bolígrafos y cuidadosamente pronunciaban las vocales. Pablo Alvarado cita escuelas de pensamiento desde este punto de su vida — por ejemplo, la teología de la liberación — cómo una guía en su trabajo con la organización de inmigrantes y trabajadores.

Pablo Alvarado, cofundador y director co-ejecutivo de NDLON, en frente de su casa en Pasadena. Viernes, 16 de abril, 2021. Zach Goodwin/The Occidental.

El impacto de COVID-19 en el círculo personal de Pablo Alvarado ha sido inmenso — el virus ha matado al saxofonista de su grupo, tres tías, un compañero organizador, un tío y unos primos. En enero, se enfermó con el virus, y ahora sufre de lo que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) llaman “COVID prolongado“, que incluye inflamación cerebral, palpitaciones cardíacas e insomnio.

El evento del 28 de abril es la primera vez que Pablo Alvarado trabaja desde que se enfermó. Él dijo que honrar a los que han muerto se trata de recordar cómo vivieron.

“Eso es lo que las comunidades indígenas, lo que nuestros antepasados nos enseñaron”, dijo Pablo Alvarado. “[La muerte es] otra dimensión de existencia. Y tenemos que no solo recordarlos, en nuestros corazones y nuestras almas, sino también celebrar lo que dieron”.

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